Después de conocer al autor con motivo del estreno de la segunda novela de su trilogía victoriana, tuvieron que pasar aún algunos meses hasta que me decidiera a leer el primer tomo. Después de terminarlo, maravillada, me dije que debía racionarme el segundo volumen, puesto que la fecha de estreno del volumen final era desconocida, y eso de terminar un libro y tener que terminar al siguiente se lleva bastante mal si el libro es bueno. No obstante, tras unos 12 meses no he podido resistirlo más y ha caído.
No creo que la entrada de hoy se pueda considerar como reseña, pero espero que sirva como empujoncito si hay alguien con dudas de si leer al autor o no.
La parrafada de entrada se puede resumir en: El señor Palma es un mago de las letras. Su prosa es magia pura: te envuelve, te susurra, te transporta a otra dimensión, te embruja y hace que te olvides del mundo. Es un teletransporte directo a la historia.
El autor se sabe presentador, es consciente de que tiene a una audiencia, y lejos de amilanarse, se pone el sombrero de copa con gracia y hace que caigamos rendidos a sus pies: nos toma el pelo, nos deja con la miel en los labios, nos sorprende, nos deja sin respiración, y nos lee el pensamiento. Todo ello siempre desde su papel picarón de narrador omnisciente.
No contento con eso, les ofrece un trato similar a sus personajes: les somete a duras pruebas para que dén lo mejor de sí mismo, genera encuentros indeseados, provoca magníficos diálogos... Les hace sufrir y ser felices, siempre a su antojo. Ante nosotros, nos muestra sus almas al desnudo, una radiografía en el escenario, haciendo que los lleguemos a conocer mejor de lo que ellos se conocen a sí mismos.
Como habréis podido deducir, todos, tanto lectores como personajes, somos títeres que bailamos al son del rasgar de su pluma cuando escribe.
Y siempre lo tiene todo bajo control. Maneja todos los hilos de la historia (y son unos cuantos, no creáis, no le gusta dejar cabos sin atar) sin mostrar el más mínimo signo de fatiga, tejiendo todos ellos en un final magistral. Todo cuanto pasa va a acabar teniendo un sentido.
Pasando un poco a las características del libro en sí, mencionar que es una continuación de "El mapa del tiempo". Se pueden leer de manera independiente, pero hay muchos guiños y situaciones que se pueden disfrutar más si se ha leído el tomo anterior.
En cuanto a la trama... me parece que tratar de resumirla de cualquier manera es revelarle sorpresas al lector que es mejor que descubra por su cuenta con el libro en las manos. ¿Te gustan las historias de H.G. Wells? Aventúrate y léelo pues, estoy segura de que no te vas a arrepentir. La novela hace soñar, te envuelve en una cálida manta en los momentos de gloria, pero también te deja en páramos helados durante las partes más oscuras.
Como comentario final, ¿seguro que lo tiene todo controlado? El único detalle que me hizo bajar del éxtasis literario en el que me encontraba fue el ver unidades de medida no inglesas en cierto momento, cosa que le quitó un poco de la esencia británica de la que está empapada de la novela. De todas formas, les ruego que consideren este apunte final como una rabieta infantil por haber terminado el segundo tomo y no tener más. Ahora sólo queda temer por la llegada del síndrome de abstinencia de sus libros, y esperar que semejante "crueldad" por parte del autor quede recompensada con creces con una última parte que sea igual o mejor.
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