Para la entrada 100 me hubiera gustado preparar alguna entrada más especial, pero el post de hoy no da para celebraciones, más bien para todo lo contrario, así que lo dejaré para otro momento.
Llevo ya casi 8 meses fuera de casa, volviendo para visitar familia y amigos durante breves periodos de tiempo. Gracias a Internet es fácil para mí estar comunicada y tener un fácil acceso a las últimas noticias. Además, he de reconocer que tengo un cierto vicio con Twitter. Me encanta entrar y enterarme de qué se cuece por tierras ibéricas y leer enlaces interesantes o frases ingeniosas de la gente. Y sin embargo, últimamente entrar en Twitter me deprime/indigna, a veces casi prefiero vivir en mi burbuja y desconectar. Subidas del transporte por enésima vez en Madrid, recortes tremendos en sanidad y educación, ministros incompetentes, reyes que se van a cazar elefantes, paros que siguen por las nubes... ¿Qué inserte taco aquí está pasando?
Se da la casualidad que estoy leyendo un libro de "Economía para tontos", puesto que servidora no está demasiado puesta en el tema y tengo ganas de saber un poco más sin tener que meterme en tochos soporíferos. Curiosamente en los primeros capítulos de dicho libro se menciona la importancia y consecuencias de invertir en la educación de los ciudadanos (no parece que le falte razón al autor leyendo artículos como éste), y cómo conviene más llevar una economía en la que haya un equilibrio entre mercados e intervención del gobierno. Pues oiga, es una maravilla aplicar y comparar lo que se dice en dicho libro, en España se está haciendo justo lo contrario, y tiene pinta de que vamos de mal en peor.
Que sí, que no es todo tan fácil como parece y que a la gente se nos da de maravilla quejarnos, pero no me parece normal que en tan poco tiempo se haya deteriorado tanto la situación, levantándonos cada día con una "sorpresa" nueva, a cual mejor.
Luego la gente se extraña y se escandaliza que estén "huyendo" tantas personas al extranjero. Señores, de qué nos sorprendemos. Funcionamos a través de amiguismos y enchufismos, y aquellos que ya tenían la vida arreglada y el bolsillo lleno con esta crisis imagino que seguirán igual o mejor. ¿Pero qué pasa con aquellos que se quedan sin trabajo, o a quienes les rebajan el sueldo aún más, con los precios de todo que no dejan de subir? ¿Y qué pasa con las nuevas generaciones? ¿Es lógico que terminemos una formación, y nos esperen jornadas intensivas por salarios mínimos? Qué menos que poder disfrutar de un trabajo digno que nos permita vivir de manera decente. Yo no quiero lujos, sólo poder vivir de manera independiente y financiarme mis gastos, no tener que estar ahorrando como las ratas y dando la lata a unos padres hasta los treinta y tantos.
¿Y la educación? Como muchas otras personas, yo me he formado en una gran medida gracias a la educación pública y subvenciones del gobierno. Así, gracias a las becas de idiomas o a la Erasmus he podido perfeccionar idiomas y obtener una serie de experiencias y conocimientos que de otra forma no hubiera podido, o estudiar en la universidad sin tener que pagar como en las privadas, más de 6000€ al año. ¿Y qué va a pasar con las generaciones venideras? Porque los "hijos de" no van a tener ningún problema para seguir estudiando y formándose como les plazca, pero el resto puede que no, y no me parece justo. En Sanidad ya ni me meto, pero son tres cuartas de lo mismo.
¿Qué nos espera en el futuro? A veces prefiero pensar de manera ingenua y tener esperanzas, decir que estos señores son de alguna manera inteligentes, y que los movimientos que están haciendo, aparentemente de primeras perjudiciales, van a ser beneficiosos a largo plazo, y no van a ser sólo beneficiosos para sus bolsillos y los de sus semejantes. Pero, deep inside, sinceramente, lo dudo. Por mi parte, me estoy planteando como todos, que a pesar de las magníficas condiciones que tiene España para vivir, no parece que merezca la pena estar esclavizado cuando a lo mejor en otro sitio voy a poder disfrutar de un trabajo interesante y unas condiciones de vida mejores, aunque tenga dificultades añadidas como distinto idioma o distinta sociedad y cultura.